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jueves, 4 de agosto de 2011

La gente del Toro.


Hace un par de años en el Diario de Pontevedra aparecían publicados una serie de artículos firmados por El Maletilla, trataban sobre la gente del toro en Pontevedra. Recogemos algunos de ellos. Comenzando con un obligado recuerdo. (Reproducimos el artículo original sin cambios de fechas, algo a tener en cuenta por el lector)

LA GENTE DEL TORO-por El Maletilla-

JUAN TAJES. TODOTERRENO

Juan es un mangallón, un cuatro por cuatro, uno de esos tipos grandotes que valen para todo. Ya hay que ser buena gente para rondar los dos metros y que te llamen “Juanito”.

El año pasado tras la grave cogida del torilero, todos nos preocupamos deseando lo mejor. Ya es hora de decirlo, nuestro torilero nació de nuevo gracias a este muchacho fortachón.

El y su padre, empezaron con arreglos en la plaza. De los pequeños parches pasaron al mantenimiento integral. Estaba en muy mal estado, pero pronto alcanzó el máximo esplendor de su historia. ¡Qué bonita está la plaza! se repiten los aficionados recordando que no hace muchos años amenazaba la ruina. Los Tajes dicen: el año que viene estará mejor. Cuando contratas a alguien para un trabajo, pagas para que lo haga bien, pero el cariño tiene que salir de dentro, si no hay ilusión los resultados no son los mismos.


Juan no descansa, corta un hierro que molesta y lo suelda en el patio para atar un caballo. Además de buen manitas, enseguida cogió maña con el ganado, desembarcar, apartar y enchiquerar tiene su arte y su riesgo, no vale cualquiera para poner un toro en su sitio. El sábado pasado, al oír lluvia se fue corriendo a la plaza para cubrir el ruedo con plásticos, eran las cinco de la mañana. Por la tarde todo estaba perfecto a pesar de la que cayó.

Aquel maldito día, Juan apareció como una bala, llegó a jugarse el pellejo para sacar a su compañero de entre los cuernos de aquel maldito toro. Valiente no es el que no tiene miedo, es el que teniendo miedo, continúa adelante. A pesar del riesgo, Juan se quita importancia, pero el bueno de José María sabe que le debe la vida.

Juan es joven, da lo mejor de sí mismo en su trabajo. Sería injusto que no hubiera un reconocimiento a un currante que cumple por encima de su deber. Su padre es el responsable de que todo funcione perfectamente desde hace años. Pepe no es de homenajes, es de esos padres que siente que el mejor homenaje es el reconocimiento a su propio hijo.

No exageramos al hablar de acto heroico. La desgracia se paseó por nuestra plaza y se encontró con un valiente, Juan Tajes, un todoterreno.



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